viernes, 19 de febrero de 2010

Todo está oscuro. Fuera es de noche y dentro tengo un mar de confusión. Un mar con olas negras que arrasa todo pensamiento feliz y tranquilizador que encuentra en su camino. La culpa por hechos pasados me corroe las entrañas. Hechos que han sido olvidados y perdonados hace mucho tiempo, pero que siguen persiguiéndome hasta en mis más oscuras pesadillas. Tengo miedo y no sé a qué temo. Temo a esa opresión en el pecho que me impide respirar. Temo a que, igual que todo lo demás, yo también sea olvidada. Y ya no quiero dormir, ya no quiero comer, para no alimentar mis penas y mis culpas, para que todo termine de una vez por todas. Y por último te temo a vos. Sí, a vos. No, no mires hacia atrás, eres tú. Le temo a tus pensamientos ofensivos, a tus conclusiones apresuradas, a tu odio injustificado. A esos desconfiados ojos con los que todos miran a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario