jueves, 18 de febrero de 2010


Te sientes suspendida en el aire, como si el tiempo no pasara. Y al mismo tiempo sientes que pasa muy rápido. Sólo basta un segundo para caer y percatarse de que todo pasó y no te diste cuenta. Tu cara, choca contra el suelo y ya no quieres levantarte. Y los días siguen pasando. No puedes abrir los ojos, ni siquiera lo intentas. Las lágrimas caen y forman un charco, luego un lago, un río y finalmente un mar. Un mar que te mece lentamente, para que duermas. Y en sus profundidades se esconde el peligro, las criaturas que no van a dudar en tragarte entero. Y cuando por fin despiertas ya no hay tierra, ni personas. Sólo agua. Y estás sólo.

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